La ilusión es una de las mayores fuerzas en la vida, capaz de romper cualquier miedo, desgana o pensamiento dubitativo.
La amenaza fantasma del desconocimiento
Alguna vez más he hablado de mi oasis en el mundo de los videojuegos, pero no de como fue mi vuelta. Esta se produjo en la primavera de 2017 con la compra de una Nintendo 3DS XL y los juegos Pokemon Luna y Zelda Ocarina of Time 3D. Realmente aunque no estoy muy contento con la saga de Game Freak últimamente, y esta es objetivo de muchas de mis críticas; tengo que reconocer que los títulos de Pokemon que no conocía aún (quinta, sexta y séptima generación) fueron un oasis en una época de mi vida llena de pérdidas. Durante un año y medio mis primeros segundos pasos en los videojuegos se dedicaron a recuperar el tiempo perdido con esta saga de mi infancia.
A finales de verano de 2018 decidí comprar una consola actual, y me decanté por Nintendo Switch ya que tenía ilusión en el nuevo título que estaba por venir desde The Pokemon Company. Xenoblade Chronicles 2, Zelda Breath of the Wild, Hollow Knight u Octopath Traveller fueron algunos de los títulos que me acompañaron en este nuevo; los cuales me hicieron volver a meterme de nuevo en este mundo que nos apasiona. El siguiente paso fue después del E3 de 2019, cuando vi los trailers de Final Fantasy VII Remake. Por ese entonces ya escuchaba rumores a cerca de la nueva generación, y sobre que comprar una PlayStation4 podría no ser muy rentable. Sin embargo no podía no jugar a este título de salida.
Así pues me hice con una PlayStation4 Slim a principios de verano de 2019, y con ella llegó mi verdadero despertar en la actual generación. Cada juego que probaba era un nuevo descubrimiento para mis sentidos. Bloodborne, The Last of Us (R), Nier Automata o Red Dead Redemption 2 fueron algunos de los primeros títulos que me engancharon a esta consola. Con tanto (y de tan buena calidad) por descubrir lo poco que pensaba de la siguiente generación era que a mis manos llegaría para 2024 o 2025; una vez que hubiese acabado de disfrutar de la actual.
El ataque del silencio y la indiferencia
Aún recuerdo la primera visión cercana que tuve de la nueva generación: la presentación de la Xbox Series X. Y realmente poco cambió mi parecer sobre lo que se venía. Entre que yo seguía inmerso en mis juegos de PS4 y Switch, y el desconocimiento hacia Xbox y sus sagas no me despertó demasiado interés el anuncio. Abro paréntesis, no es que tenga nada contra la franquicia americana (es más he disfrutado muchísimo de Ori este año); sino que fue una marca que explotó y convenció durante mi ausencia, y la cual cuando he vuelto ha estado un poco a la sombra de lo que hacían Nintendo y PlayStation.
El único cambio que noté fue el aumento de crispación en redes. Llevo en ellas (en lo relativo a los videojuegos) desde finales de 2017, y nunca había llegado a ver las guerras de usuarios como en esta época. Eso no hizo sino alejarme de la nueva generación, ya que por ese momento no veía nada demasiado bueno en lo que implicaba el cambio de consolas. Realmente esto si que influyó algo en mí, tengo que ser sincero. Me afectó un poco el hecho de «creerme» el discurso de que Sony estaba un poco perdida en lo referente al salto generacional; y unido a la falta de información por su parte me hacía dudar de ellos un poco.
Aunque en mi mente esto era algo lógico, ya que 2020 era un gran año para ellos con Final Fantasy VII Remake, The Last of Us Part II y Ghost of Tsushima; y siempre mantuve el pensamiento de que si anunciaban muy pronto la nueva generación restarían hype (y ventas) a estos juegos. Así pues no esperaba nada claro hasta verano. Hablo más de PlayStation ya que en ese entonces fue la que me había conseguido enamorar con sus títulos; siendo sinceros no pienso que sean mejores o peores que otras, pero si que me da el tipo de juegos que a mí más me gustan.
El retorno de la curiosidad
Como podéis ver en esta época ya empezaba a tener cierto interés en lo que estaba pasando. Mis sentidos ya se habían embotado ante los comentarios de la guerra de usuarios; y lo que tenía que decir la gente sobre la nueva generación me despertaba mayor curiosidad. Leía sobre la Series X, me ví la conferencia de Mark Cerny sobre PlayStation 5 e incluso me aventuré a conocer detalles técnicos de ambas consolas. Sin embargo aún la veía muy lejos para mí, yo seguía disfrutando de los juegos de PS4 y Switch y mi ilusión y hype estaban totalmente concentrados en un objetivo: la llegada de Final Fantasy VII Remake.
El tiempo pasó, y este juego se terminó (dejando un buen resultado en este que os escribe) y había dejado un gran hueco que llenar. El vacío era bastante, ya que hablamos de unos meses duros debido a la crisis del coronavirus, al confinamiento y al desánimo general. Sin trabajo, sin competiciones deportivas, sin salidas… Era un espacio que no podían llenar la cercana llegada de juegos como The Last of Us II (me gustó mucho la primera parte pero no tanto como para tener una gran ilusión); Ghost of Tsushima (a pesar de tenerlo reservado era un desconocido) o Cyberpunk 2077 (no me van demasiado los primera persona).
Y ahí empezó el rumor de una gran conferencia de Sony, donde se anunciarían muchos juegos y quien sabe si quizás la consola. No os voy a engañar, durante un tiempo me dejaba ilusionar por comentarios y titulares de la prensa; pero a esas alturas ya no me fiaba nada. Sin embargo la duración del evento me hacía confiar un poco más en lo que podían sacar. Y así es como este pequeño interés pasó a ser un gran interés, realmente no por ganas de adquirir la nueva generación, solamente por ver y disfrutar lo que estaban dispuestos a mostrar.
PlayStation 5, una nueva esperanza
Después de algún que otro retraso llegó el día 11 de Junio de 2020, fecha fijada para el gran evento de Sony. Un grupo de colegas decidimos crear un grupo de whatsapp para ir comentando entre nosotros el evento; algo que ayudó a vivir con mayor ilusión aquella noche. Y realmente fue mucho mejor de lo esperado. Un no parar de trailers, gameplays (no tantos) y anuncio. Ritmo, ritmo y ritmo, algo muy necesario en este tipo de espectáculos cuya duración es algo más larga de lo normal.
Entre los destacados Kena Bridge of Spirits consiguió convertirse en mi juego más deseado para 2021; Ratchent & Clank hizo que según terminara el evento pidiese la versión de PS4; Project Athia y Square Enix me maravillaron; y los nuevos Horizon, Spiderman y Resident Evil cerraron el trabajo. Habían conseguido que me subiese al tren del hype. Recuerdo intercambiar mensajes hablando de cuanto tardaríamos en comprar la consola… y aún quedaba el plato fuerte.
Decidieron pisar el acelerador a tope y dejar para el final del evento la presentación de PlayStation5, cuando casi nadie lo esperaba; a pesar de que los grafismos utilizados podían hacer pensar en su aparición. Y que queréis que os diga, la primera impresión fue regulera, no me gustó demasiado aunque me convencía la idea de que fuese un diseño rompedor y distinto a los canones vistos hasta ahora. Con todo lo visto, la fecha aproximada de compra en mi cabeza empezó a bajar; teniendo en mente adquirirla como tarde un par de años después… aunque también empezaba a sonar el canto de pillarla de salida en navidades.
La razón y el realismo contraatacan
Día a día, semana a semana, ese buen sabor de boca que me había dejado la presentación se fue diluyendo ante la falta de mayor información y el descubrimiento de algunos datos que se omitieron desde la misma. La idea de comprarla durante este 2020 se apagó rápidamente debido a la falta de títulos de salida, a que estaba a punto de marcharme a trabajar fuera de España… incluso también a causa de que comencé a probar el GamePass. Ver la cantidad de títulos que podía jugar de Xbox unido a mi inestabilidad laboral iba declinando la decisión.
Incluso tras alguna conversación con nuestro compañero Santiago me planteaba si sería buena opción hacerme con una Series S para comenzar la generación. Mi situación laboral cambió por completo, tornándose muy positiva aunque también requería más de mí; por lo que de mi cabeza se fueron los pájaros de la nueva generación.
Y así llegó el primer día de reservas de la consola, el cual ni me enteré ni me causó gran pérdida no haber estado, ya que tenía decidido no comprarla. Cuestiones personales como la ilusión por mi nuevo trabajo y la falta de tiempo; así como otras propias como las ya comentadas de falta de juegos, de dudas con el sistema y de poca confianza en los primeros dispositivos fabricados; hicieron que estuviese totalmente alejado de hacerme con la nueva generación en este final de año.
El ascenso de la ilusión
Sin embargo, la situación volvió a girar, ya más adaptado a mi trabajo y por ello con más tiempo volví a seguir los deparos de la nueva gen. Y esta ya quemaba, la ilusión de la gente que había conseguido una consola durante el primer día de reservas superaba a la gente que dudaba de la misma. El ambiente comenzó a ser dulce, y acompañado por mi situación actual ayudaron a que los pájaros de la nueva generación volviesen a sonar en mi cabeza. Seguía habiendo todas las dudas anteriores, pero estas eran incapaces de cortar el hecho de tener cada día más ganas de hacerme con una consola.
Y llegó el día previo a las segundas remesas, y no pude evitar dejarme llevar e intentar hacerme con una. Digo intentar, ya que no conseguí hacerme con una (algo que si pudo lograr Adrián). En ese momento ni las dudas sobre «las primeras consolas fallan más», «no hay muchos videojuegos de salida» o «lo sensato es esperar»; podían quitarme de la cabeza a PlayStation 5. Eran como palmaditas en la espalda o consejos de cuñados que ni por tan siquiera un minuto me quitaban el objetivo de mi mente.
Así se filtró el rumor de una remesa, el 3 de Diciembre. Y si os digo la verdad, no tenía esperanzas. Entre que tenía que trabajar y los colapsos en las webs, tenía claro que pasaría el día y no conseguiría una consola. Sin embargo, esta vez la suerte acompañó y los astros alinearon a la vez un parón de 15 minutos junto a la aparición de nuevas consolas en una franquicia que no había anunciado hora exacta. Y ocurrió todo como la seda, me llegó el aviso con el enlace, entré en la página y reservé en cuestión de un minuto. No me lo creía, sonreía con miedo, pero estaba feliz… ¿lo había conseguido?
Los días pasaron y el pensamiento de que podían cancelar mi reserva se disipó de mi mente, a pesar de que mi pedido se mantenía «pendiente de confirmación». Así llegamos al día que cambio su estado a «en camino», y la triquiñuela de acercarme al almacén de envíos el sábado a por ella; para poder disfrutarla el fin de semana y no esperar hasta el lunes. Y a partir de ahí, todo lo demás fue ilusión, ganas y satisfacción de tener conmigo un grandísimo producto.