Demo de Final Fantasy VII Remake | Jon

Recuerdo perfectamente ese día, lunes 2 de marzo. Comenzaba mi semana de vacaciones, y como siempre durante estas me levanté temprano y me fui a correr. Era pronto cuando llegué a casa, ni las 10 AM serían cuando abrí twitter y descubrí el bombazo: la demo de Final Fantasy VII Remake ya era jugable en PS4. Me puse nerviosísimo y rápidamente comencé a descargarla. Me duché, preparé un café “bautizado” bien caliente, desconecté el teléfono y me encerré en la habitación. Arranqué la demo y… fue increíble. Recuerdo estar unos minutos en la pantalla de inicio, escuchando el nuevo “Prelude” mientras pensaba en todo lo que había vivido en los últimos años. En el tiempo que había pasado desde la primera vez que escuché esa melodía; y en las razones que me habían llevado a estar de nuevo cara a cara con el juego de mi vida. 

No soy un tío de lágrimas, pero recuerdo mis ojos humedecidos. Recuerdo esa sensación de incredulidad por volver a estar viviendo un nuevo inicio de Final Fantasy VII… Por fin me decidí a iniciarlo y joder… que opening, que maravilla. La emoción se convirtió en hype, el cual se volvió a transformar en emoción una vez que el rótulo de Final Fantasy VII Remake rompió en escena con Midgar de fondo. Y siguió con una gran demo, que en mi caso despejó ciertas dudas que tenía con el combate. De todo esto me quedo con el momento “Prelude”, ese espacio de tiempo de felicidad plena… de las casualidades de enamorarse de un juego del que puedes volver a disfrutar tantos años después… un momento que para mi valió su peso en oro, y que si lo pongo en la balanza hace olvidar cualquier error que haya podido tener Square con este título.


Resident Evil 3 | Santiago

No estaba seguro acerca de cuál ha sido mi momento del año. En un primer momento, la intro de Streets of Rage 4 parecía tener todas la papeletas, pero pensándolo fríamente, mi experiencia con Resident Evil 3 (2020) supone mi momento del año. Ya durante el año 2019 los tráilers mostraban lo que parecía ser un título más orientado a la acción, una gama cromática más rica, cálida y saturada, así como unos rostros que rozaban la perfección sin necesidad de alcanzar el fotorrealismo y sin caer en el valle inquietante. Esos fueron los detalles que me hicieron aguardar con ilusión este videojuego, pues la calidad del resto de apartados la presuponía. Confianza ciega.

Jugué a la demo con avidez, leí foros con entusiasmo e impaciencia, “revisioné” los tráilers hasta rozar la obsesividad. El 3 de abril de este año, ya en pleno confinamiento, pude disfrutar del título. ¡Qué experiencia! Mientras la masa de jugadores miraba con (muy) malos ojos a una obra tan corta y poco (o nada) respetuosa con el material original, yo me daba cuenta de que esta reimaginación suponía un homenaje mucho más sutil de lo que en un principio puede parecer. Resident Evil 3 (2020) cerraba con melancolía, que no de manera perfecta, ese ciclo que se inició en el verano de 2015 con el anuncio Resident Evil 2 Remake: el ciclo de Raccoon City. Quien haya llegado a los créditos del juego de 2020 y sea consciente del legado de la trilogía original lo entenderá…

So long, RC.


The Last of Us Parte II | Asier

Uno de los periodos que más recordaré este año sin duda será el lanzamiento de The Last of Us Parte II y, sobre todo, mi relación con él.

La cosa ya empezaba mal cuando a una semana del lanzamiento me comí un spoiler. Que afortunadamente resultó ser falso. Sin embargo, ese era el menor de los problemas, ya que no sabía las emociones que el juego iba a causar en mí.

Mi inquietud crecía y crecía a medida que iba jugando. No daba crédito a la historia que estaba viviendo. Una llena de desesperanza, rencor y por supuesto, violencia. Aquella angustia llegó a su punto más álgido en lo que podemos considerar el primer clímax del juego. Antes de desencadenarlo, dejé el mando un momento. Me di cuenta de que estaba temblando, y me tuve que levantar para asimilar lo que iba a ocurrir.

El caso es que ese mismo día invité a unos amigos para ver una película, y justo llegaron antes de dicha parte. Entonces me tranquilicé, y les dije que seguiría hasta el final, ya que imaginaba que quedaría poco. Tonto de mí.

Me vieron sufrir, sorprenderme con cada situación, maldecir e incluso suplicar. Una cadena de angustiosas emociones que mantuve hasta el final del juego. Mis amigos, que para nada estaban tan afectados como yo, también reaccionaban y opinaban sobre lo que ocurría.

Para cuando salieron los créditos, era tarde para ver una película, pero me sentía tremendamente satisfecho. No tanto por lo que había jugado, sino por haber vivido una experiencia tan especial para mí, junto a ellos. 

Doom Eternal | Adrián

Ya que no tengo mi primera opción (The Last of Us Parte II) me inclino por otro de los juegos que me han mantenido en la silla pegado durante horas y horas. Incluso después de haberlo terminado. Mi relación con la saga siempre ha sido distante, demasiado pequeño para los clásicos y demasiado juegos de por medio de mayor. No fue hasta casi 2 años después del lanzamiento, como juego para probar una gráfica, que me lancé a probar Doom. Una hora después me llevé las manos a la cabeza por no haber probado aquella maravilla mucho antes.

Me gustan los shooters (siempre que sean en PC) pero me empalagan demasiado si son lentos si incluyen elementos como el sigilo que dejan aparcada la parte esencial del juego. «He venido a pegar tiros y quiero pegar tiros». Encontrarme con Doom fue juntar todo lo que quiero en un shooter y elevarlo varias veces por encima de mis expectativas.

Por eso cuando en enero me invitaron a jugar durante 4 horas a esta nueva entrega no veía la hora en la que podría estar en casa matando demonios con un heavy metal atronador. Doom Eternal es todo lo que un shooter puede ser y además, es único. Y es por ello que durante las más de 25 horas que me dio la primera run lo disfrute en cada momento y en cada enfrentamiento.

2020 ha tenido cosas malas, cosas muy malas y cosas horribles. Doom Eternal no es ninguna de ellas.

Super Mario 3D All-Stars | Héctor

Quizá para muchos este lanzamiento no habrá trascendido de la forma en que lo hizo en mi persona, especialmente porque fue un golpe directo a la nostalgia. 

Han pasado más de 24 años desde que salió Super Mario 64, un juego que revolucionó la forma en la que veíamos al fontanero. Los mundos (como de costumbre) no eran nada sencillos y contaban con temáticas divertidas. Cuando anunciaron el lanzamiento de Super Mario 3D All-Stars, por el 35 aniversario de la franquicia, sabía que lo debía tener.

Uno de mis mejores amigos me dijo que no tenía sentido adquirir un juego que ya había terminado y que estaba “viejo”. Aunque estuve a punto de echarlo a patadas de mi casa, preferí darle la oportunidad de que lo jugara. Para mi sorpresa, él nunca tuvo una N64 así que lo encontró divertido, pero complejo. Al final, le gustó el título y hasta me lo pidió prestado.

Para mí fue algo espectacular revivir estos títulos que pertenecieron a tres de las pasadas consolas de Nintendo, no importa que los gráficos se sigan viendo cuadrados y “viejos”, mis ojos y mi mente perciben algo más: un viaje a mi infancia y adolescencia, pero sobre todo muchas horas de diversión.

Kingdom Hearts III | Javier

Aquí he tenido que hacer un poco de trampa, pero mis compañeros de redacción han sabido hacer la vista gorda. Resulta que este año he podido dar por fin el salto a la nueva generación. Pero no la que viene, si no la que dejamos atrás. Estoy disfrutando de mi humilde PS4 Slim como si fuera la primera consola que juego en toda mi vida. Tenéis que tener en cuenta que he pasado más de 6 años tirando de juegos pendientes e indies que mi modesto ordenador podía mover. Por lo tanto, tratar de mencionar un momento relacionado con algún juego que haya salido en el 2020 sería mentiros de manera rastrera.

Kingdom Hearts es una saga peculiar. Cualquiera que haya visto escenas sin contexto de la mismo sabrá a lo que me refiero. Incluso los que sí conocemos el contexto somos incapaces de negar su extrañeza. Es una de esos juegos que, sobre el papel y a todas luces, no debería funcionar. Ni por asomo. Pero amigos… vaya si funciona. Aunque lo hace de la forma más subjetiva posible. Al menos para mi.

Podría discutir largo y tendido sobre su sistema de combate. Podrían correr ríos de tinta si recopilamos todas las quejas de los fans acerca de este tercer título. Y qué queréis que os diga, estoy seguro de que estaría de acuerdo con la mayoría de ellas. ¿Es un título perfecto? Ni por asomo. ¿Se podría haber hecho mucho mejor? Desde luego. Pero es entonces cuando me planteo… ¿Qué narices importa todo eso si estuve llorando desconsoladamente durante todo el tramo final del mismo? Kingdom Hearts III es un juego que disfruto con el corazón. Y después de una eterna espera, terminar ese viaje que comencé con 7 años me dejó con unas sensaciones que resultan indescriptible.

Abrazar la incertidumbre | Mikel

No recuerdo ni cómo pero el otro día leí en Twitter una expresión que venía a decir lo siguiente: abrazar la incertidumbre para ser feliz o algo del estilo. Aunque suene de teletienda motivacional se me quedó grabada en la mente. Por lo que cuando me propuse participar en este colaborativo sobre nuestro mejor momento del año, reformulé la pregunta. ¿Cuándo he abrazado la incertidumbre este año? Elegir un videojuego sería fácil (tranquilos que luego tendréis vuestra dosis) pero eso no responde a la pregunta. No me queda otra que convertirme en el pelota de la clase y decir que mi momento del año fue la entrada a isla de monos.

No hay dudas, formar parte de esta isla de monos ha sido uno de los momentos más satisfactorios de este 2020. Todos tenemos proyectos de vida que queremos acometer pero siempre nos falta el tiempo o las ganas. Las excusas siempre son variadas y la procrastinación suele actuar más de lo que debería. Hay que rebelarse ante ella. La única manera es ponerse manos a la obra y empezar por donde se debe, por el principio. Para mí, isla de monos fue el comienzo de algo especial que veremos donde acaba.

Dejando lo místico a un lado, vamos con las dosis subjetivas. Ha habido muchos títulos que he saboreado este año, tanto para bien como para mal. Pero si tengo que seleccionar uno, coincido con uno de mis compañeros y es TLOU2. Incluso me permito el lujo de añadir la primera parte ya que entiendo la saga como un todo que hay que analizarlo en conjunto. Ya tengo un artículo dedicado al título por lo que no entro en detalles. Eso sí, que no os engañen si no os ha gustado la segunda parte.

Por último, he de decir que tengo una espinita clavada: Ghost of Tsushima. Espero daros buenas noticias antes de que acabe el año. Y no lo olvidéis, el mejor camino es la incertidumbre. Pero, esperad, ¿se puede elegir momento del año sin que haya acabado?

Con un mando entre las manos desde el 92. Crecí con un dragón morado, un erizo azul y un fontanero que no se dedica a la fontanería. De mayor intenté comerme la tarta... pero era mentira. Retarme a un duelo de insultos puede ser una decisión mortal. Y por si fuera poco, dirijo una isla de monos... por lo que de mayor ¡quiero ser un gran pirata!.

Un oso (jacoso) varado en una isla de monos.

Mi afán por evadirme no conoce límites y busco cualquier excusa para viajar a otros mundos comprimidos en libros, discos o cartuchos.
Cuando no estoy cabalgando por Hyrule me gusta ver a mechas y monstruos gigantes pegándose mientras sus protagonistas se replantean su existencia.
Sigo esperando a convertirme en zumo de naranja.

Ávido lector, cinéfilo y fanático de The Beatles. Adicto a los videojuegos desde hace 30 años. Seguidor incansable de Resident Evil y en espera de que todos nos convirtamos en zombies.

Ingeniero informático en proceso y juntaletras frustrado. Estoy en la tripulación para narrar mis desventuras como jugador y divagar sobre esta preciosa industria. Sí, me gusta FFXIII y ME: Andromeda. No me escondo.

Abogado. Ex-nadador frustrado. Escribiendo sobre cosas y videojuegos con unos monos que me encontré por la red. Bienvenidos al rincón de pensar.

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