El próximo 20 de marzo los poseedores de una Nintendo Switch podrán adquirir un billete directo a una paradisíaca isla tropical. Donde podrán disfrutar del confort, la tranquilidad y la ausencia de obligaciones gracias a Animal Crossing: New Horizons. Una nueva entrega de la saga principal que, como hemos podido ver en este nuevo Direct de 25 minutos, parece que viene cargado de jugosas novedades.
Creo que es un momento más que oportuno para echar la vista atrás y reflexionar un poco sobre la saga, al igual que hice con Pokémon. Ya que siempre he considerado que muchos jugadores se preguntan extrañados el porqué de tanta expectación. No acaban de ver cuál es el punto principal de la saga por el que tantísimas personas invierten toneladas de horas en cada nueva entrega. Y es algo que puedo llegar a comprender si no estás muy puesto en este mundillo.
Por lo que le he estado reflexionando sobre ella, tratando de sintetizar al máximo todas sus mecánicas y he llegado a una curiosa conclusión. Bajo mi experiencia personal a lo largo de la saga, creo que lo que la hace especial es como logra adaptarse a nuestro ritmo de vida. Su curiosa forma de gestionar el tiempo. Todo eso unido al concepto que da título a este texto: La rutina.
El día de la marmota
Seamos honestos, muchos de nosotros vivimos condenados a la rutina. A la repetición sistematica de las mismas acciones con sutiles diferencias. Vivir dentro de un algoritmo con mínimas variaciones. Puede que haya días mejores o peores, pero seguro que en algún momento te habrás sentido igual de encajonado. Y no es una sensación que podamos definir como agradable.
Para evitar caer en estos bucles, no somos pocos los que utilizamos los videojuegos como una especie de terapia. Como una especie de balón de oxígeno dentro de la monotonía del día a día. Aunque aquí nos encontramos con un dilema que es casi poesía en sí misma: Tampoco tenemos tiempo para jugar a todo lo que queremos.
Dios sabe que, si pudiera, me encantaría poder completar toda la ristra de juegos pendientes que tengo en Steam. Que me lanzan miradas acusadoras cada vez que inicio sesión. Pero buscar un hueco en la espiral de repetición puede terminar siendo frustrante y contraproducente a la larga. Es por eso por lo que los juegos para móviles o títulos más asequibles terminan siendo la opción ganadora.
Objetivo: La nada
Es aquí donde Animal Crossing se hace fuerte y acaba ganándose un sitio dentro de esta industria. Reúne una serie de factores, gracias a sus particulares mecánicas, que le hacen un título la mar de polivalente. Ya sea para echar 5 minutillos en un rato libre o para disfrutar durante todo el fin de semana, consigue ganarse nuestro corazón por méritos propios.
Animal Crossing no es el primero juego que carece de objetivos, ni tan poco será el último. Pero si que aborda esta cuestión de un modo la mar de curioso. Las distintas mecánicas que articulan su base jugable se encuentran desperdigadas esperando a que les prestemos atención. Pero nadie te va a presionar por ello. De hecho, tampoco te van a recompensar de forma explícita.
Plantar flores no desbloquea ningún logro ni forma parte de un objetivo. Más allá del comentario positivo de algún vecino, carece de impacto alguno. ¿Porqué querrías hacerlo entonces? Realmente, es como si fuera tu jardín zen particular. Regar las flores todos los días para evitar que se marchiten, hacer patrones de colores o cuidar las malas llevar no es más que otra rutina. Una tarea tan sencilla como reconfortante que es difícil de explicar si nunca lo has vivido.
Es casi de justicia poética como, cuanta menos recompensa obtienes a cambio, más te apetece hacerlo. La sensación de reto personal es algo que podemos encontrar en múltiples videojuegos. Minecraft por ejemplo quizá sea el exponente más importante en este sentido. Pero Animal Crossing consigue darle una vuelta eliminando por completo cualquier tipo de estrés o sensación negativa de por medio. No hay “fin de la partida” ni tienes que hacer cosas por necesidad. Nunca hay necesidad, nunca hay prisa. Tan sólo tu pueblo… y tú.
El reloj de la vida
Al ritmo rutinario cabe añadir el ingrediente clave que hace que todo funcione. Al contrario que otros juegos que pueden resultar similares, como Stardew Valley, el tiempo en Animal Crossing funciona a un ritmo distinto. En lugar de tener un calendario artificial y un ciclo día-noche propio, optan por ceñirse a la realidad. De tal forma que ambos relojes, el de Animal Crossing y el de la vida real, funcionan al mismo tiempo.
Esto genera una serie de dinámicas que dan sentido a todo el conjunto. Si jugamos a una determinada hora todos los días, siempre escucharemos la misma música, puesto que esta solo cambia cada hora. Las tiendas tienen su horario propio y ciertos eventos sólo sucederán en días concretos de la semana a unas horas determinadas. Haciendo que su aspecto de juego como rutina se vea increíblemente potenciado.
Mis hábitos de juego nocturno tuvieron que cambiar para poder acceder a las tiendas y tener más cosas que hacer. Dios sabe que no hay cosa que más deteste que madrugar. Pero ahí me ves, levantándome temprano un domingo para poder ver a Juana por primera vez. Todos estos pequeños eventos tienen su magia cuando el paso del tiempo tiene su peso. Aunque de nuevo, el juego nunca te penalizará por saltarte un torneo de pesca, pero os aseguro que te sientes horrible cuando lo haces.
Conclusión
Como he dicho antes, Animal Crossing actúa como un jardín zen donde, gracias a sus pausadas mecánicas que invitan al pequeño juego diario, te anima de forma sutil e indirecta a ello. En este último y maravilloso Direct que nos ha ofrecido Nintendo hemos podido ver siento de mecánicas nuevas que potencian esto todavía más.
Ahora las acciones cotidianas como recoger las yerbas o hablar con los vecinos nos otorgan pequeñas recompensas gracias a las Millas Nook. Poder cambiar toda la isla a nuestro antojo potencia todavía más la sensación de espacio personal donde haces las cosas con el objetivo de que sea bonito. Y tal y como está el mercado hoy en día, que exista un juego donde su mayor aliciente sea plantar flores o recoger fruta es algo que agradezco de corazón.
Ingeniero informático en proceso y juntaletras frustrado. Estoy en la tripulación para narrar mis desventuras como jugador y divagar sobre esta preciosa industria. Sí, me gusta FFXIII y ME: Andromeda. No me escondo.