Si hace unos años me hubiesen dicho que se venderían todas las entradas de un fin de semana para un evento de videojuegos no lo hubiese creído… pero aquí estamos. El sector de los videojuegos crece y se expande rápidamente, cada vez más, año tras año con fórmulas que ayudan a que poco a poco se pueda acceder a otros públicos. Los motivos darían para otro artículo pero de lo que he venido a hablar hoy es de una de las consecuencias de este crecimiento: la presencia de indies y de sus desarrolladoras en estos eventos.
Desde hace un tiempo a esta parte mi principal motivación para ir a este tipo de eventos ha ido cambiando. Es curioso ver como el jugador medio se ve absorbido por los reclamos de las grandes desarrolladoras que ponen todo de su parte (y de su dinero) en ofrecer una imagen de su producto que nos haga creer que sólo existe el suyo y gastemos horas y horas en las colas para probar su juego. No me malinterpretéis, soy el primero que estaba deseando probar Kingdom Hearts III o Resident Evil 2 pero, tras hablar con gente que acudió a Madrid Games Week 2018, la sensación que me trasmitían era que sólo existían 2 o 3 juegos y lo demás era todo campo yermo.
Acudir a este tipo de eventos a probar las novedades es sinónimo de largas esperas y no poder disfrutar de toda la experiencia al completo por lo que empecé a ir simplemente a jugar y empaparme de todo lo que me fuese posible. Quiero creer que en cada evento desde hace años existía la zona indie con sus desarrolladores y que era yo el que no me fijaba en ello y supongo que fue un «eh tío este juego no tiene cola, vamos a probarlo» me hizo centrar mi atención. Algo que sin duda me llamó la atención fue la cercanía del desarrollador el cual se sentaba conmigo a explicarme su juego, la idea y como la había plasmado y, sobre todo, deseando que lo probará y le diera mi feedback.
Desde ese momento comprendí lo importante que es ese contacto entre el desarrollador y el usuario final, sobre todo en un desarrollo donde un grupo de 3 o 4 personas están poniendo su tiempo, sus energías y todo lo que dan de sí para sacar adelante una idea. Poder hablar con los desarrolladores en persona, pararte a jugar mientras te cuentan el por que han puesto este nivel así o por que han incluido una mecánica o simplemente el origen de la idea y como se está mostrando es una manera de estrechar el lazo entre el desarrollador y el usuario final. Para ellos no es simplemente la ilusión de ver que alguien está jugando a algo en lo que ha metido cientos (o miles) de horas, que también, si no poder tener de primera mano ese contacto que hace que el juego se pueda enriquecer.
Por eso aplaudo iniciativas como PlayStation Talents o IndieMAD (por decir las dos primeras que se me vienen a la cabeza) donde nos facilitan ese contacto sobre todo a la hora de poder acceder a ellos para poder hablar de sus creaciones y facilitarnos en gran medida el poder escribir sobre sus creaciones. Algo más que positivo a la hora de crear un ecosistema en el desarrollo de videojuegos en España.
Con un mando entre las manos desde el 92. Crecí con un dragón morado, un erizo azul y un fontanero que no se dedica a la fontanería. De mayor intenté comerme la tarta... pero era mentira. Retarme a un duelo de insultos puede ser una decisión mortal. Y por si fuera poco, dirijo una isla de monos... por lo que de mayor ¡quiero ser un gran pirata!.