Hubo un tiempo en el que no conocíamos lo que era el inalámbrico, las descargas o los DLC. Un tiempo donde los videojuegos venían en cartuchos, el contenido de los mismos estaba integro y alejarse de la consola más de metro y medio era imposible por el cable. Algunos dicen que son tiempos mejores; yo digo que son otros tiempos. Tiempos en los que los desarrolladores crearon auténticas joyas sobre las que hoy en día seguimos basándonos. Tiempos en los que la astucia y el ingenio del desarrollador pasaba por incluir toda su obra en menos de 8 megas, donde se incluía el código del juego, los gráficos de menos de 16 bits y la banda sonora. Tiempos en los que un puñado de pixeles encendían la mecha de nuestra imaginación y nos llevaban a vivir aventuras durante horas y horas.
Si estoy escribiendo estas líneas con cierta nostalgia es porque Pixel Ripped 1995 ha conseguido hacer un clic dormido en mí subconsciente, allí donde residen mis tardes con la Mega Drive y las aventuras con mi querida PlayStation. Momentos en los que un buen pixel art o un modelo 3D fuera de lo común nos parecía lo más realista del mundo: “no se pueden superar los gráficos de Crash Bandicoot 3, son super realistas” … que ilusos éramos.
Homenaje en primera persona
La realidad virtual es una excusa perfecta para que el estudio brasileño Arvore, cree una historia llena de nostalgia, homenajes y algún que otro cliché de la década de los 90. Pixel Ripped 1995 es la continuación de Pixel Ripped 1985 la cual, siendo sincero, no he llegado a probar (algo que solucionaré muy pronto). El factor sorpresa creo que ha sido determinante a la hora de abordar un titulo de esta clase. Encontrarme delante de un virtual con un mando entre las manos y una madre echándome el sermón estándar número 32 sobre lo malos que son los videojuegos era lo que menos me esperaba encontrar. Aunque Pixel Ripped, tanto por su mensaje, como por su propuesta va mucho más alla utilizando la misma realidad virtual para mezclar (irónicamente) lo real con lo virtual.
Cualquier chaval de los 90 se verá automáticamente identificado con David, el protagonista del mundo real. Un David que le apasionan los videojuegos y que no duda en tirarse hasta altas horas de la madrugada jugando a sus titulos favoritos. La realidad se entralaza con lo virtual cuando Cyblin Lord, el archienemigo de Dot, la protagonista de Pixel Ripped, roba la Piedra Pixel capaz de alterar a merced del que la posea el mundo digital y el real. Esta trama tan familiar es uno de los muchos recursos que utiliza Arvore para retrotraernos a los títulos clásicos (o retro, venga).
La primera en la frente. Nada más cargar el primer nivel Dot se encontrará en un mundo inspiradisimo en The Legend of Zelda, donde comenzará toda nuestra aventura. La mecánica principal del juego (agarrar un mando y mirar a la pantalla para jugar) será la única que no cambiará en todo el título y en la que se basa todo nuestro recorrido.
Donde realmente reside la magia es cada nivel donde Dot se irá pasando por videojuegos, inspirados directamente de otros títulos de la época. Mirar una simple pantalla sería demasiado fácil, ¿verdad?. Bueno, la interacción con el entorno real se basa en una serie de distracciones que, o nos inpedirán continuar o directamente nos harán perder. Interacciones muy básicas y que pasan muy por encima de las posibilidades de la realidad virtual, lo que es una auténtica lástima. Desde distraer a mamá para que no apague la consola, hasta disparar a enemigos digitales que se quieren colar en el mundo real.
¿Realidad o Virtual?
Sin duda alguna el punto fuerte de este título reside en su forma de repasar y homenajear toda una generación de consolas y los títulos que las hicieron grandes. Al parece Dot se adapta a cualquier tipo de género y, entre los minijuegos que se homenajean, se encuentran adaptaciones de Zelda, Metroid, Castlevania, Starfox, Streets of Rage o incluso, casi al final del juego, a Crash Bandicoot o Silent Hill.
Estos homenajes se traducen en crear versiones de cada juego con los elementos propios de Pixel Ripped. Todos tendrán algo que nos recordarán a cuando nosotros mismos jugamos al juego en concreto y creo que es una de las mejores cosas que tiene este título. Sobre todo porque no se esconden, quieren que sepas en todo momento que ese “homenaje” es el juego en concreto poniendo música muy parecida o incluso elementos similares que nos recuerden al título en cuestión. Lo que me llevo sin duda de este apartado es el mimo y el cariño que demuestran en cada nivel y con cada reinterpretación.
En los juegos clásicos, al final de cada nivel, siempre viene un jefe final. En Pixel Ripped no iba a ser menos. Lo mejor de todo es que estos jefes finales siempre traspasan la pantalla y nos llevan a combatir junto a Dot en la realidad. Para combatir a estos jefes tendremos que seguir utilizando el mando, pero, dado que estamos en la realidad, tendremos que utilizar elementos a nuestro alrededor (a menudo una pistola de juguete) para ayudar a Dot.
Aquí vuelvo a ver la falta de interacción o de recursos a la hora de enfrentarnos en la realidad. Solo uno de los jefes se sale de la norma de disparar contra algo y al final estos enfrentamientos son una especie de Realidad Aumentada dentro de la realidad virtual. No dejan de ser alucinantes, pero pierden de nuevo el impacto tras el primer o segundo enfrentamiento.
También tengo que destacar las dos tramas simultáneas que tenemos en este juego y donde ahondan en ciertos aspectos interesantes y con los que podremos sentirnos identificados. Por un lado, tendremos de Pixel Ripped como tal donde nos encontraremos el décimo tercer guiño a las aventuras de: héroe contra villano que quiere dominar el mundo usando x. Por otro, la del mundo real donde David se enfrentará a una madre contraria a los videojuegos y un padre permisivo que no hace más que agravar la situación.
Esta trama resume muchos de los casos personales donde los videojuegos son vistos como algo negativo y por ende condenados sin comprender porque atrae tanto. Durante la historia veremos cómo esta situación se revierte cuando es la propia madre la que tendrá que salvar a su propio hijo jugando a una suerte de Mario. El único problema que le puedo poner a este apartado es que solo venga en inglés y que no tenga subtitulo alguno. No tiene un vocabulario muy enrevesado y se puede seguir fácilmente la trama (sobre todo la del mundo virtual al ir a través de diálogos) pero mucha gente que no esté familiarizada con el idioma seguro que se echara para atrás.
Pixel Ripped 1995
Pixel Rippled 1995 es un golpe de nostalgia, de la de antes, transportándonos hasta los 90 y el auge del videojuego. No pretende innovar la realidad virtual, pero si aportar su granito de arena con su particular visión y homenaje, de una década que marcó muchas vidas. La ilusión de ver como adaptaban cada minijuego a las mecánicas concretas, ha sido una grata manera de retrotraerme a los mismos momentos en los que cada juego caía en mis manos. Creo sinceramente que esa es la intención de Arvore, más allá de crear un juego de realidad virtual extenso y con mil mecánicas.
Centrarse en crear pequeñas experiencias creo que ha sido todo un acierto porque al final extraes todo lo necesario de cada una de ellas por separado. Sí que es verdad que se olvidan de crear un refuerzo cuando estas partes de nostalgia no son tan evidentes pero, aún así Pixel Ripped es una oda a toda una generación, y creo firmemente, que esa misión la cumplen con creces. Al final voy a tener que enchufar mi SNES de nuevo…
Con un mando entre las manos desde el 92. Crecí con un dragón morado, un erizo azul y un fontanero que no se dedica a la fontanería. De mayor intenté comerme la tarta... pero era mentira. Retarme a un duelo de insultos puede ser una decisión mortal. Y por si fuera poco, dirijo una isla de monos... por lo que de mayor ¡quiero ser un gran pirata!.