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Análisis | Rascal Revolt
Por Adrián Fitipaldi Publicado en Análisis, Noticias en 30 marzo 2018
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Cogemos unos cuantos peluches, un buen puñado de caramelos, piñatas con ganas de venganza y lo metemos todo en un parque de atracciones. ¿Cuál es el resultado? En efecto, Rascal Revolt. El titulo de los madrileños Seamantis Games llega como una propuesta diferente en la que la diversión y la cooperación es la base principal. Oleadas de peluches, payasos o hadas intentarán que no consigamos nuestro objetivo: recuperar las chucherías que hemos mismo han robado. Para ello, Alex, Maki-Chan, Billy y JM tendrán que visitar varios parques temáticos donde nos encontraremos hordas de enemigos que nos pondrán complicado cumplir con las misiones. Un juego ameno, divertido y entretenido sin componentes violentos, que hará que los niños disfruten con el juego y que los adultos vuelvan a ser niños.

Sayonara, peluches

Rascal Revolt es un juego frenético donde estaremos corriendo, saltando y esquivando durante la mayor parte del tiempo y donde la historia que hay detrás es anecdótica. Sin saber muy bien como y por que, nos encontramos en un parque de atracciones repleto de objetos que han cobrado vida como peluches, juguetes robots o pelotas saltarinas y que no se han levantado con muy bien pie. Que queramos deshacernos de ellos y conseguir los caramelos tampoco les parece muy buena idea por lo que nos perseguirán sin tregua para que no cumplamos nuestro objetivo. Destacar que, en este juego, el componente violento está descartado sustituyendo los comportamientos violentos por acciones más ligeras. Un ejemplo muy claro es que «morir» no es posible ya que cuando nuestra vida llegue a cero, tendremos que descansar porque nos duele la tripa de tanto comer caramelos o que nuestras armas disparen balas de goma con ventosas.

En Rascal Revolt tendremos tres modos de juegos. El primero es la clásica supervivencia donde tendremos que aguantar 21 oleadas de enemigos y donde se nos permitirá tener «dolores de barriga» un determinado número de veces. El segundo es superviviencia extrema donde también tendremos que sobrevivir durante 21 oleadas pero, en esta ocasión, los enemigos serán más numerosos y, en algunos casos, más poderosos. El tercer modo, y a nuestro parecer el más divertido, es el modo misiones donde tendremos que completar 3 de las 5 misiones que nos propone aleatoriamente el juego. Las misiones son lo suficientemente variadas como para que, si jugamos unas cuantas partidas seguidas, no se repitan en exceso. Algunas de estas misiones nos llevarán a recoger monedas de chocolate colocadas por el mapa, recoger bastones de caramelos y llevarlos a base o defender una zona de las oledas de enemigos.

En este punto destacar que algunas misiones no dejan claro cual es el objetivo y como resolverlo y nos encontramos deambulando por el mapa probando diferentes opciones. El ejemplo más claro lo encontramos en cualquier misión de recoger y llevar a base donde, los objetivos si que aparecen marcados en el mapa pero la base no, dando lugar a probar diferentes zonas que nos pueden hacer perder la misión. Una vez terminemos con éxito tres de estas misiones nos enfrentaremos al enemigo final (diferente en cada mapa) y si se lo superamos habremos ganado.

 

En compañía mejor

El juego puede jugarse tanto en solitario como en cooperativo local de 2 a 4 jugadores siendo esta última la mejor opción. El modo en solitario es jugable pero no saca a relucir las virtudes de este juego ya que algunos personajes por separado no pueden afrontar las misiones  y, desde aquí, sólo hemos sido capaces de completarlo con 2 de los 4 personajes.

Contaremos con 4 personajes a elegir, cada cual con sus propias habilidad y características. Por un lado tendremos a Axel el DPS del juego cuya principal arma serán dos pistolas que causarán bastante daño en poco tiempo. Maki-Chan será la francotiradora del equipo pudiendo hacerse invisible si necesita escapar de sus enemigos. Billy será el support del equipo y contará con una escopeta y podrá curar al resto del equipo. Y por último, JM, el tanque del equipo que llevará un repetidora y podrá atraer a los enemigos hacia él.  Todos ellos, al jugar en cooperativo, podrán utilizar ataque combinados que ayudarán a deshacerse de grandes acumulaciones de enemigos.

Los enemigos están cuidados y muy bien integrados con la temática del juego. Tendremos 6 o 7 variedades de enemigos con diferentes objetivos: las piñatas intentarán acorralarnos, las pelotas saltarinas intentaran empujarnos, los payasos dispararnos desde lejos o los osos amorosos que intentarán agarrarnos para no que no escapemos. Estos enemigos se repetirán en todos los mapas (a excepción de los jefes finales) de la misma manera. Aunque no es un aspecto negativo, es más lo dejamos como idea, nos hubiese gustado ver enemigos inspirados en el mapa (en Camelot algún mago o armadura andante, en el de los piratas algún loro o cofres con dientes y en el del espacio algún extraterrestre).

Algo a destacar de los enemigos son los jefes finales que se notan que están cuidados al máximo detalle. Tendremos que enfrentarnos a tres, uno por mapa, y son todo un reto para poner el broche final a las misiones. Destacar que tienen unos patrones que no son difíciles de aprender pero que, aún así, nos supondrán todo un reto.

La belleza está en el interior… del parque de atracciones

El apartado técnico del juego es lo que tiene que ser teniendo en cuenta que es un juego indie y que buscan que sea amigable a la vista. Nos encontramos con un juego hecho con estética dibujos animados que no busca el realismo si no un mundo en el que encajen las piñatas y los peluches dotados de vida propia. Personalmente creo que es un acierto y que esta decisión les da un margen con el que poder trabajar. Los escenarios están bastante detallados y son fáciles de recorrer encontrando atajos y recorridos de manera sencilla.

En la música es donde encontramos uno de las grandes puntos negativos de este juego ya que sólo hay una pieza musical común para los tres mapas que dura poco y además se repite una y otra vez llegando a ser pesado. Al igual que con los enemigos nos hubiese gustado que, dependiendo del mapa, la música hubiese cambiado para adaptarse.

Por último, el modo cooperativo funciona a las mil maravillas partiendo la pantalla dependiendo de las personas que jueguen cada partida. El juego no se resiente lo más mínimo y podemos jugar todos como si del modo solitario se tratase. Esta ventaja hace que el juego invite a que toda la familia juegue, primero por su temática no violenta y segundo porque es muy fácil adaptarse y poder jugar a este juego.

Diversión sin fin… y sin violencia

Como conclusión decir que Seamantis Games han sabido coger una idea, juego para toda la familia, y ser fieles a ella. Esto ha hecho que el juego este cuidado y mimado trasmitiendo esa sensación al ver los decorados, los enemigos o el apartado gráfico que rodea a todos los mapas creados. El juego invita desde el momento uno a jugar con amigos y que los más pequeños también cojan el mando y se lo pasen bien porque una de las cosas que si que es  es divertido, para pasar un buen rato, y en este aspecto tienen una matricula de honor. Desde aquí deseamos que les vaya genial con su proyecto y podamos ver más novedades.

 

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