Fortnite es imparable y ya no tiene control alguno, ya no sólo en el sector de los videojuegos donde está arrasando, si no que ha trascendido hasta convertirse en un fenómeno que traspasa la pantalla y llega incluso a celebridades por todo el mundo. Con todo lo que está generando era normal que decidiesen dar el salto al competitivo y es aquí donde tenemos que preguntarnos: ¿está realmente Fortnite preparado para el competitivo?
Hay tres problemas principales que, bajo mi punto de vista, creo que tiene un battle royale para ser competitivo: dificultad de seguir la partida para el espectador, la modalidad del torneo y la aleatoriedad del propio juego.
Dificultad para seguir la partida
El primer punto es bastante sencillo de explicar: los juegos battle royale no tienen una manera sencilla de abarcar toda la acción posible. Un antecedente que podemos utilizar para demostrar esto son los intentos por parte de PUBG Corp (del que luego hablaremos) de llevar su juego hasta el competitivo. En todas las partidas se repetía un mismo patrón y es que al espectador le era muy difícil seguir la acción de la partida recurriendo constantemente a mirar el minimapa o esperando a que el realizador mostrase el mapa global para enterarse de que estaba ocurriendo. Esto sumado a que, en determinados momentos hay muchos frentes abiertos, hace que al final veamos la acción a través del mapa como bolitas que representan a los jugadores y lineas rectas que representan los disparos.
Repasando algunos vídeos de diferentes competiciones para hacer este artículo he visto que también se utiliza mucho el recurso de liberar la cámara y ponerla elevada para mostrar a los diferentes competidores, sus posiciones y la vida. Estamos en las mismas: esto es algo que sólo es útil cuando queda poco tiempo de juego donde, los equipos, están más concentrados en una zona.
Una opción que llegó a funcionar y, por otro lado totalmente novedosa, fue la que se utilizó en el torneo organizado por el Rubius donde, cada espectador, veía al streamer que quería en el momento que quería, dando la opción de ver multitud de perspectivas al gusto del espectador. Entiendo que, si se quiere hacer un casteo, se necesita algo general y que es más complicado que en juegos como CS:GO o League of Legends donde la acción está concentrada y se puede fácilmente pasar de un lado a otro pero no deja de ser un punto flaco que, si Fortnite quiere entrar en el competitivo, tiene que resolver.
Aleatoriedad del propio juego
Los battle royale tienen un componente aleatorio del cual el jugador no tiene control alguno. Esta aleatoriedad está presente en otro tipo de juegos, sí, pero que no tienen el mismo impacto que en Fortnite. Por un lado tenemos el círculo, el cual marca el rumbo entero de la partida para cada jugador. No es lo mismo caer dentro del circulo, donde sabes que correr no está entre tus principales prioridades, que caer en la punta opuesta y tener que dedicar menos tiempo a lootear para recorrer el mapa y ponerte a salvo. En Fortnite este aspecto está más controlado al ser un mapa más reducido, y poder recorrerlo de punta a punta andando. Caer fuera del circulo no te limita y es totalmente viable pero, aún así, esto marca mucho la estrategia global para el jugador que tiene que arriesgarse desde un principio.
Equiparnos también tiene su componente aleatorio. Es verdad que todos sabemos más o menos donde se esconden las mejores armas y las mejores zonas; donde salen cosas más interesantes y útiles, pero alguien que cae en un determinado lugar y por suerte se hace con un arma en concreto hace que encuentre una ventaja extra. Pensad en cuantas partidas habéis perdido al inicio porque vuestro rival ha caído justo en una reluciente escopeta azul mientras que vosotros tenéis una pistola normal. En partidas de andar por casa esto da igual pero en el competitivo este componente aleatorio tiene bastante impacto.
Y sí, siempre me podéis decir, lo que hay que hacer es matar a otros para saquearles sus recursos y sus armas, pero volved a pensar cuantas veces, por mucho que hayáis buscado en varias casas, habéis llegado al final de la partida con 2 o 3 armas y sin escudos. Ahora llevad todo eso al competitivo donde todo cuenta: cada bala, cada movimiento, cada circulo y cada decisión es la diferencia entre ganar o perder.
Esto, por lo que hemos podido ver en los torneos de PUBG, ha generado que todos los equipos hagan un «pacto no escrito» donde cada equipo tiene su zona para equiparse y, en los principios de la partida no ocurra absolutamente nada
Modalidad del torneo
Para explicaros este tenemos que volver mirar a su competidor Playerunknown’s Battleground el cual intentó ser el primer battle royale en tener un circuito competitivo. PUBG intentó plantear varios sistemas de torneo dependiendo del evento (o para probar cual funcionaba mejor) pero todos con escuadras de 4 jugadores. Hemos visto sistemas de puntos por partidas, prioridades por muertes en partidas, torneos a 8 mapas o partidas simples donde las posiciones en el juego eran el resultado final. Todos tienen su parte mala por la influencia del anterior punto en la partida donde, si en una serie de 8 no te toca nada en el primer mapa no pasa «nada» pero en un mejor de uno te deja fuera.
Fortnite se quita este problema de en medio, ya que se presta mucho más que sus competidores, al juego individual y han avanzado en este aspecto lanzando un modo temporal en el que los puntos se obtienen por posición sin depender del equipo por lo que podríamos ver varias modalidades de torneo facilitando la creación de los torneos.
Conclusión
Fortnite está preparado para dar el salto al competitivo: tiene el juego, tiene la comunidad y tiene la popularidad pero tienen que pulir este tipo de problemas si quieren tener una continuidad, ya no digo como la tiene League of Legends o CS:GO, si no a corto-medio plazo. Lo peor de todo es que Epic Games sabe que tiene dos o como mucho tres balas que puede gastar y, si por lo que sea el competitivo de este juego no engancha, por lo que he comentado en el artículo, cerrará una puerta que sólo podrá abrir el siguiente battle royale de moda, justo como le paso a PUBG.
Con un mando entre las manos desde el 92. Crecí con un dragón morado, un erizo azul y un fontanero que no se dedica a la fontanería. De mayor intenté comerme la tarta... pero era mentira. Retarme a un duelo de insultos puede ser una decisión mortal. Y por si fuera poco, dirijo una isla de monos... por lo que de mayor ¡quiero ser un gran pirata!.