4 mayo 2018

Probamos Singularity en Zero Latency. Realidad Virtual totalmente inmersiva.

By In Destacado, Noticias, Realidad Virtual, Reportajes

La realidad virtual sin duda está poniendo todos los cimientos posibles para ser un posible futuro dentro del sector de los videojuegos. Algo que se busca por encima de todo en la realidad virtual son las sensaciones y la inmersión total dentro de un videojuego. Sentirnos transportados a otras realidades y poder movernos libremente o sentir que realmente estamos disparando con algo físico en las manos es lo que cualquier persona espera encontrar en la realidad virtual… y uno de los puntos en los que se puede mejorar. Sin embargo, Zero Latency, elimina todas estas restricciones creando la experiencia más inmersiva que nos podamos encontrar en lo que ha realidad virtual se refiere gracias a su posicionamiento completo en una gran superficie y la pistola, Blackbird en adelante, que utilizaremos que harán que vivamos la experiencia con una inmersión total.

En esta ocasión nos tocaba probar Singularity una de las aventuras más difíciles de esta experiencia según sus propios coordinadores. En esta experiencia tendremos que subirnos a bordo de una nave espacial la cual ha sido capturada por unos robots poco amigables que no verán con buenos ojos que sigamos respirando. Nuestra misión será descubrir que está provocando esta rebelión de los robots y, en caso necesario, eliminarlo.

Pero vayamos al principio. Como ya os hemos contado Zero Latency es totalmente inmersivo y para ello hay que equiparse con todo lo necesario. Nada más entrar nos contaron como funcionaba el arma que utilizaríamos en el juego y nos ayudaron a familiarizarnos con ella. Un botón para recargar, otro para cambiar de arma, el gatillo y una recarga tipo escopeta es todo lo que necesitamos utilizar para acabar con nuestros enemigos. Las armas que podremos utilizar son versiones futuristas de una metralleta, una escopeta o un francotirador que funcionan por energía y que tendremos que ir recargando con el tiempo.

Una de las principales novedades de este juego, a diferencia de otras como Zombie Survival, es el movimiento por la estancia. En Singularity tendremos que avanzar por los pasillos de la nave, recorriendo cada habitación y limpiando todos los enemigos que nos encontremos a nuestro paso. Esta explicación viene con una advertencia de no correr durante la partida algo lógico pero que, en la intensidad de la partida, se nos puede olvidar. Al igual que el recordatorio de que, algunas de las paredes que vemos en el juego, son paredes reales por lo que tendemos que estar atentos a las indicaciones de estas, por la cosa de salir de allí enteros y tal.

El equipo que tendremos que ponernos consta de la Blackbird que ya os hemos comentado, un chaleco-mochila, las gafas de realidad virtual y los casos con micrófono para comunicarnos. El equipo en sí puede parecer pesado al principio (sobre todo por el chaleco y la Blackbird) pero en seguida lo asimilaremos y nos olvidaremos de ello sobre todo en cuanto empiece el juego. Un detalle que nos gustó bastante es la posibilidad de jugar sin gafas de ver. Primero porque no caben, no hay sitio físico para meter las gafas como en Playstation VR por ejemplo, y segundo porque las propias gafas tienen un sistema de graduación muy cómodo que se ajusta al ojo. Todo un detalle para los que de lejos somos topitos.

Una vez tenemos todo conectado entraremos de lleno en la nave espacial donde tendremos apenas un minuto para probar las armas y hacernos con el manejo de las armas y el espacio. Es gracioso que una de las mejores cosas que tiene esta experiencia sea la última que se nos ocurra hacer, al menos en mi caso: movernos. Al estar acostumbrado a una realidad virtual fija movernos nos costará un plus: tendremos que recordar, sobre todo al principio, que contamos con esta posibilidad. Es algo que, desde fuera lo tienes muy claro, pero que dentro del juego cuesta asimilar; que ironía.

Desde el primer momento la sensación de inmersión es total, algo realmente conseguido, que nos transporta por completo hasta la nave en la que vamos a pasar un buen rato lidiando con robots poco amigables. Las oleadas de enemigos no tardan es surgir de todos los lados y ahí, sólo nosotros, nuestra puntería y nuestros compañeros de equipo, tendremos que sobrevivir. Tras cada oleada viene, como os he comentado antes, una fase en la que recorreremos pasillos, a veces angostos y a veces con rincones desde donde nos pueden emboscar. Tendremos que ir explorando la nave poco a poco mientras cumplimos las misiones que nos van encargando por medio de una voz en off.

Una de las partes que más impactan del juego es cuando el nivel de las oleadas empieza a aumentar y te encuentras en situaciones en las que estarás completamente sobrepasado y te empiecen a rodear enemigos. Si bien es verdad que hay a veces que, al estar tan cerca el posicionamiento de los robots no es el que debería o se percibe como que no están bien colocados, impresiona bastante la situación. Salir de ella es tan fácil como movernos o acabar con los enemigos, recordando siempre que correr no es una opción.

Otra de las partes que más me gustaron de este juego fueron las de movimiento donde, estando en un espacio cerrado y totalmente plano, se las ingenian para hacernos creer que hay mucha más profundidad, incluso que hay diferentes planos, bajando escaleras o subiendo por alguna pared. Una mecánica que sin duda merece una mención porque, a parte de estar muy bien implementada, le da una trasfondo tremendo al juego.

La experiencia realmente es increíble y muy lograda y, para nosotros, es de las mejores que hemos probado. Sin duda merece la pena apostar por este juego antes que, por ejemplo, el Zombie Survival ya que, a parte de ser más exigente, la movilidad y la dificultad son puntos muy a favor que hacen que se disfrute el juego al máximo.

Si queréis saber más sobre Zero Latency podéis visitar su página web donde tiene todos la información sobre los juegos disponibles.

 

 

Con un mando entre las manos desde el 92. Crecí con un dragón morado, un erizo azul y un fontanero que no se dedica a la fontanería. De mayor intenté comerme la tarta... pero era mentira. Retarme a un duelo de insultos puede ser una decisión mortal. Y por si fuera poco, dirijo una isla de monos... por lo que de mayor ¡quiero ser un gran pirata!.

Written by Adrián Fitipaldi

Con un mando entre las manos desde el 92. Crecí con un dragón morado, un erizo azul y un fontanero que no se dedica a la fontanería. De mayor intenté comerme la tarta... pero era mentira. Retarme a un duelo de insultos puede ser una decisión mortal. Y por si fuera poco, dirijo una isla de monos... por lo que de mayor ¡quiero ser un gran pirata!.

Leave a Comment