Llevo días pensando en cómo afrontar este artículo. Nunca sabes, bueno sí, siempre sabes que seguramente alguien resultara ofendido por tus palabras. Pero, ¿de qué forma sino expresamos nuestro desacuerdo? En esta sociedad actual tan neutral, tan educada y tan puritana, hay que expresar cualquier desacuerdo u opinión con coletillas. En vez de argumentar nuestra posición con rotundidad nos dedicamos a dar vueltas y perder el tiempo sobre los peros, los respetos y el típico “pero que sepas que yo no soy …”. Nos alejamos ligeramente del porqué de nuestra existencia. ¿Cómo vamos a avanzar? ¿Cómo vamos a acercarnos a esa verdad y virtud de la que hablaban los griegos? Dura tarea si no entramos en el debate, confrontamos y defendemos nuestras ideas apasionadamente. Las sociedades diversas son las que llegan lejos. Por ello, hoy toca dosis de realidad, fuera del bucle, pero dentro de la realidad.
Como consecuencia de la salida de Cyberpunk 2077, hubo varias polémicas que se recogieron en los medios habituales. Algunos se quejaron de no haber recibido copias. Otros no hicieron el análisis enarbolando alguna que otra bandera. Y, cómo no, se habló de las injustas condiciones en las que están los trabajadores, del control de hierro de CD Projekt sobre los análisis, así como de la poca relevancia que tiene la prensa actualmente. En esto último no les falta razón. El trending topic lo arrasa todo y los streamers se han hecho fuertes y carismáticos. La prensa se está viendo relegada e incapaz de competir con un Ibai Llanos, Alexelcapo o AuronPlay. Los tiempos cambian al igual que las preferencias. Pero no caigamos en la falacia, ninguna mano negra está manejando los hilos. Y de ser una mano, no es ni invisible.
Y de ese intento de supervivencia surgen las incógnitas ¿es independiente la prensa? Es muy difícil, por no decir imposible, encontrar unos criterios universales para calificar si un medio o blog es independiente. Lo que sí podemos hacer es usar la teoría del descarte. Buscar cuándo no lo es para ver si todavía queda algún náufrago en esta marea frenética de intereses. Porque no debemos olvidar que la prensa es un negocio que funciona como otro cualquiera. Fundamental en una democracia, sí. Pero que, por gracia o por desgracia, se rige por las mismas leyes económicas. Ya lo decía nuestro viejo amigo Böhm von Bawerk. No nos desviemos y sigamos por Caradhras. ¿Qué necesita un medio para ser independiente? Aquí entramos en el primer callejón sin salida. Ya puedo escuchar a Saruman gritando. LAS FINANZAS. LOS DINEROS.
Todo aquel que quiera encontrar su hueco profesional en la prensa de los videojuegos necesita lo mismo a no ser que sea multimillonario y pueda hacerlo por amor al arte. Y eso es la retribución. Necesitamos ingresos mensuales para poder vivir. No estoy iluminando a nadie, pero para llegar a una respuesta hay que empezar por los cimientos. La siguiente pregunta relacionada con esto es, ¿de dónde sale? Y este es el problema principal de la prensa. Se está viendo que la monetización cada vez es más difícil. A este respecto, la verdad es que no hay muchas opciones, y la sombra de los maletines se va alargando entre los masones de la red. Una opción muy legítima y muy capitalista a la que recurren algunos medios es acudir al tan exitoso Patreon, el mecenazgo de toda la vida.
La tormenta arrecia en la montaña con el avance de las preguntas, ¿es independiente un medio sostenido por Patreon? O, mejor dicho, ¿es más independiente con Patreon que con publicidad o un agente externo? Todo depende. En general, la respuesta tiende a la negatividad. Hay que tener en cuenta que, detrás del Patreon, hay personas de carne y hueso que están pagando una suscripción mensual. Y lo más probable es que paguen porque les gusta el contenido: ergo, cuando no les guste dejarán de pagar. Haciendo malabares en esa delgada línea y siguiendo con las probabilidades, no es descarado pensar que se podrían formar tribus afines a una línea editorial concreta. Esto necesita prueba.
Para hacer un examen minucioso como si fuéramos un perito de certificación de independencias, deberíamos acudir a la web en cuestión, o al formato papel si siguen anclados en los 2000. A continuación, observaríamos con detenimiento su línea editorial, así como los diferentes artículos. ¿Hay diversidad de opiniones o todos opinan lo mismo siguiendo argumentaciones análogas? ¿Buscan fantasmas externos a los que acusar o vislumbran la posibilidad de que, sinceramente, a la gente no le interesa lo que dicen? ¿Entonces, son o no son independientes? Existen demasiados peros e infinidad de preguntas.
Para aliviar los peros de la teoría es recomendable hacer una parada técnica con los ejemplos que tanto nos gustan. En este caso, podemos ver la película The Post (Steven Spielberg), donde Meryl Streep interpreta a Katherine Graham como accionista mayoritaria del periódico The Washington Post. Ella y el editor, Ben Bradlee (Tom Hanks), luchan por publicar archivos relacionados con la guerra de Vietnam que el Gobierno ha ocultado a la ciudadanía. Aquí podemos observar como la libertad de prensa, la independencia y las finanzas no son una ecuación fija. Teniendo en cuenta el riesgo de una posible responsabilidad penal, así como la retirada de muchos inversores fundamentales para la empresa (estaba saliendo a bolsa), ¿qué decisión tomarán los dos protagonistas? Tener grandes accionistas detrás, como bancos o fondos de inversión, no significa que pierdas tu independencia o tu integridad. La causa de la pérdida de estos valores es otra.
Nos vamos acercando al final. Una de las posibles conclusiones al desfile de argumentos que hemos desarrollado (ligeramente) a lo largo del artículo es ver si hay algún descarte. Sorpresa. El blog de isla de monos podría estar entre los apartados. La página no se monetiza por lo que nuestra penitencia es la independencia. Podemos tener pocas o 0 visitas que vamos a seguir escribiendo. ¿Se aplica esto a todos los medios?
Sólo hay que dar un repaso por la isla para ver que se publica con total libertad. Amantes de TLOU 2, defensores de la antigua teoría de la explotación laboral, anarcocapitalistas e incluso los seguidores de Nintendo tienen una silla en la mesa para cenar. Los del retro suelen llegar tarde, pero todos están invitados. Incluso podemos enviar una invitación adicional a aquellos que crean que los videojuegos son un caldo de cultivo de la extrema derecha. Eso sí, que traigan bebida. Acabada la cena y tras arrojarnos algún que otro plato, podemos intercambiar los mandos y seguir hablando de lo que nos gusta. La cultura. Los videojuegos.
En cuanto a las consecuencias de dicha independencia, pueden ser de todo tipo y color, pero nunca existirá una relación de causalidad directa con la irrelevancia. Esto último es bastante más sencillo de explicar. Sin caer en la subjetividad absoluta, la relevancia de un medio se mide en base a sus visitas o suscriptores, es decir, existe un cliente final al que satisfacer. Ese cliente nos dará la relevancia que considere. Por ello, hay veces que simplemente hay que admitir que lo que uno considera importante puede que interese a poca gente. Otro tema sería estudiar el proceso por el cual cada cliente decide visitar esa página. El maravilloso mundo de la psicología cognitiva lo dejaremos para la siguiente excursión.
Tecleo estas últimas palabras sobre la marcha. Confuso por términos que me chirrían por cada esquina y que funcionan más a modo de etiqueta o carnet que como algo funcional. Utilitarismos aparte, si algo espero de este artículo es que no se pierda en la montaña y que la independencia no se convierta (por arte de magia) en irrelevancia. Atravesaremos las minas. Tendremos que hacer caso a Frodo. Que así sea.
Abogado. Ex-nadador frustrado. Escribiendo sobre cosas y videojuegos con unos monos que me encontré por la red. Bienvenidos al rincón de pensar.