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A Tale of Paper, del papel a la eternidad
Por Adrián Fitipaldi Publicado en Análisis, Artículos, Destacado, PlayStation 4 en 27 octubre 2020
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Si algo puedo agradecer a la industria del indie española y a programas como PS Talents es la cercanía que tienen con medios como nosotros, que intentamos poner un granito de arena en una montaña que, poco a poco y con esfuerzo, se va haciendo cada día más grande. Lo agradezco porque, cuando tienes el resultado final entre las manos, te queda ese sentimiento de haber visto crecer el proyecto y ver como ha salido todo bien.

Este es el caso de Open House Games, viejos conocidos aquí en la isla, a los cuales llevamos acompañando desde 2018 con su juego A Tale of Paper. Ganar la V edición de los Premios PlayStation Talents solo confirmaba lo que muchos habíamos visto en el estudio barcelonés donde el talento y las ganas por llevar adelante las aventuras de Line (en su momento Paperboy) han dado sus frutos en forma de juego completo.

Origami vivo

Iniciar una nueva aventura y descubrir a los peligros que nos tendremos que enfrentar siempre es un aliciente enorme para coger el mando y pasarnos horas delante de la pantalla. En esta ocasión seremos partícipes de una última aventura sin nosotros siquiera saberlo. Un viaje hacía un último deseo que se cubre de añoranza y de nostalgia al recordar todo lo que queda atrás y del que no seremos partícipes (al menos no conscientemente) hasta los últimos compases de la aventura. Digo que no seremos conscientes ya que en ningún momento de la aventura tendremos un solo diálogo que nos cuente lo que está ocurriendo ni una cinématica que aporte un extra a lo que nosotros mismo vemos en cada escenario. ¿Por qué Line vuelve a la vida? ¿Tiene sentido un mini planetario dentro de una casa? Tardaremos un poco en descubrirlo, pero lo descubriremos.

Su planteamiento se acerca a propuestas como Little Nightmares con algún toque de juegos como Limbo donde las plataformas en 3D se mezclan con un estilo scroll en horizontal que dan juego para plantear algún que otro puzzle, algo de exploración y sobre todo recrearse con los escenarios planteados. Creo sinceramente que este apartado es en el que más destaca A Tale of Paper, recreando de una manera bastante artística cada rincón por el que tenemos que pasar.

Dicho esto toca hablar de nuestro protagonista, ya que él mismo cuenta por si solo parte de la historia de A Tale of Paper. Line, un muñeco de origami que cobra vida cual Pinocho, será nuestro guía en este viaje y junto a él recorreremos lugares tan «cotidianos» como las ventilaciones de una casa, los tejados de un vecindario o las cloacas. La indefensión de nuestro personaje contra los enemigos que nos encontremos (en su mayoría Roombas, agua o incluso arañas) lo suplirá con la inteligencia y su poder para transformarse en otros objetos. Utilizaremos la forma de rana para poder saltar más lejos, la forma de papel para poder planear hasta nuevos lugares o incluso la forma de bola para poder meternos dentro de algunos conductos.

El doblez del papel

Contando que A Tale of Paper es la primera obra de Open House Games el resultado es sin duda magnífico, con un apartado artístico bastante notable y una jugabilidad bastante pulida. La decisión de no meter una narrativa al uso, dejando caer pequeñas gotas de información en cada escenario, es una decisión valiente pero arriesgada ya que te expones a que no todo el mundo comprenda de la misma manera lo que está sucediendo.

Juegos como Gris han demostrado que no hace falta ni una sola palabra para trasmitir una emoción manteniendo una narrativa en base a los entornos y a lo que nos enfrentamos pero siempre apoyándose de momentos concretos creados para guiar al jugador hacía la idea que quiere exponer su creador. Creo que A Tale of Paper le falta ese pequeño extra donde digan «mira esto, es importante para saber la motivación del personaje» o incluso algo de exploración donde encontrar más información si es que así lo deseas.

Destaco esto porque al tener contacto con los propios desarrolladores ellos mismos me han contado esa historia que hay detrás y no verlas plasmada de una manera que el jugador pueda recibirla de la misma manera que yo la conozco me parece una lástima.

Aún así, sin duda alguna muchos estudios indies primerizos firmarían tener A Tale of Paper como su primer juego de lanzamiento. Un juego que no inventa la rueda pero que deja ver el talento detrás de Open House Games. Mecánicas bien integradas, un apartado artístico acorde a lo que el juego pide y detalles que dejan ver el futuro prometedor que les espera a los chicos de Barcelona.

Como siempre queremos dar gracias a PlayStation Talents y a Open House Games por cedernos una clave del juego para poder realizar el texto.

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