17 noviembre 2020

Demonizer, el odio al diferente

By In Análisis

La obra de Iori Branford nos conduce hacia un mundo de fantasía medieval en el que las mujeres pueden convertirse en monstruos (Monster girls). Estas criaturas conviven en paz y armonía sin mayores pretensiones que las de amar y ser amadas, aceptadas. Como la aceptación y el respeto suponen una quimera en un mundo hostil y fanático, las monstruitas se mantienen alejadas de los humanos

Encarnando a Amelia, un súcubo otrora princesa del reino que ahora vive en el exilio debido a su transformación en monstruo, descubriremos que su padre, el rey, ha comenzado un auténtico genocidio contra la tierra de las monstruitas. Horrorizada ante la brutalidad y la violencia sin sentido, Amelia partirá en un viaje para frenar tamaña locura…

Las animaciones son sencillas pero efectivas. La compra del título trae un breve cómic completamente gratuito que hace las veces de precuela

Odio

Demonizer es un shmup ecléctico pero refrescante. El propio creador reconoce la influencia de títulos como Battle Garegga, 1945 o DoDonPachi, aunque os puedo asegurar que este videojuego no es un clon desangelado; todo lo contrario, posee una personalidad abrumadora y os cautivará gracias a su estética pixel art y una banda sonora, que sin ser rompedora, conquistará vuestros oídos.

Que nos hallemos ante un shmup tan conservador como vanguardista (no, no es una contradicción), provocará una inmersión y una sensación de empatía abrumadoras. No engaño ni sorprendo a nadie si asevero que cuando jugamos a esta clase de títulos lo hacemos con el único afán de soltar adrenalina sin importarnos la trama. Hay excepciones (los Darius tienen una trama soterrada bastante interesante), pero la tónica habitual es la que acabo de describir. Pues bien, Demonizer, reitero, logra que empaticemos con las monstruitas, y así nuestra obsesión supondrá el salvarlas de las garras de las malvadas huestes del rey.

Es una vuelta de tuerca, al fin y al cabo, a la clásica historia de cuento de hadas en el cual siempre un héroe acaba con el monstruo malvado para acabar con la amenaza. En Demonizer, por el contrario, el peligro lo representan esos héroes de fantasía, esos religiosos fanáticos y los monarcas sabios y diligentes para con sus súbditos. Por razones que no desvelaré, Amelia tendrá que poner freno a esta locura.

La protagonista no utilizará armas mortales, sino que lanzará proyectiles hipnotizadores con el fin de dormir a sus enemigos y robarles parte de su energía (es un súcubo, al fin y al cabo). No obstante, habrá ocasiones en que sus enemigos puedan transformarse en monstruitas que le ayudarán a aumentar su capacidad de fuego, harán las veces de escudo humano (escudo monstruo, más bien) y recogerán la energía para que aumente la fuerza de sus disparos de amor y pueda lanzar bombas cuyo valor estratégico puede emplear ofensiva y defensivamente.

Pese a ser considerado un infierno de balas, Demonizer es un título más permisivo que otros de su género

Amor

No voy a entrar más en los rudimentos jugables, pues son especialmente simples (pero muy efectivos), aunque sí os aseguro que todo está medido al milímetro para que la experiencia sea lo más satisfactoria posible. Iori Branford anda ojo avizor para ir atendiendo el feedback y así pulir un título que es excelente. Como curiosidad, a lo largo de este tiempo ya habido varias actualizaciones que mejoran la obra. Y las seguirá habiendo.

Con todo, lo que llama la atención sobremanera es el hecho de que este videojuego posee un mensaje nada disimulado: amar, respetar y comprender a los demás. Muchas veces juzgamos por las apariencias, y la Historia está a rebosar de situaciones que han terminado en actos de locura y violencia contra el diferente, como fueron los pogromos, la caza y quema de “brujas” o el genocidio llevado a cabo por los nacionalsocialistas durante la II Guerra Mundial.

No es complicado, por tanto, empatizar con las monstruitas, que son acosadas, raptadas, mutiladas, asesinadas y condenadas a experimentos horribles en los que sirven como conejillos de indias. De esta forma, y estos han sido mis sentimientos durante la partida, desearemos ayudar a Amelia, tomándonos como algo persona el tener que liberar a todas las criaturas inocentes.

Sin juzgar y sin caer en demagogia alguna, sin politizar y sin sentar cátedra, Iori Branford expone un canto a la vida y a la diversidad. Es una forma sumamente elegante de producir sentimientos en el jugador evitando grandes escenas de vídeo con interminables diálogos o numerosos textos. Hay videojuegos que siendo tales no abandonan el objetivo de que sintamos que estamos ante algo que merece reconocimiento y respeto.

Demonizer
La historia es narrada mediante sencillos diálogos antes de enfrentarnos a los jefes finales de cada fase

Vivir en compañía, vivir en paz

Hallándonos ante una verdadera tromba de videojuegos (que apenas lo son) y cuyos estandartes suelen ser historias lacrimógenas, sensibleras y hasta cursis, resulta harto especial el momento en que videojuegos como Demonizer plantean situaciones incómodas, descarnadas y despiadadas con una naturalidad e inocencia que ponen los pelos de punta.

Una vez acaba el trance lúdico, el sentimiento de querer retomar la partida para hacerlo mejor y salvar a más monstruitas deviene un rumor en nuestra mente que nos impele a hacerlo mejor, ya no por el reto de conseguir superar el título con un solo crédito, sino para hacer justicia. Interesante, ¿verdad? Como he comentado, existen no pocos títulos que pretenden que empaticemos con su argumento y sus personajes y, pese a todo, fracasan de modo indefectible debido a un barroquismo innecesario y por tomar a la persona que toma el mando como a un “menor de edad”.

Mientras termino de escribir este texto, no puedo sino recomendaros Demonizer con todas mis fuerzas. Es un gran videojuego; es muy posible que los más cafeteros lo encuentren lejos de los productos más refinados y excelentes, lo cual no obsta para que yo haya disfrutado enormemente y lo considero uno de mis juegos del año. Ahí es nada. Lo importante, tal y como enseña Iori Branford, es el respeto y el vivir en paz aunque seamos diferentes.

Demonizer
Los inicios de las fases suelen ser algo más pausados

Conclusión

Iori Branford se ha doctorado con un título soberbio, desvergonzado, profundo, inteligente, repleto de justicia y sentimiento. Demonizer es esto: Justicia y sentimiento. Su poderoso mensaje dignifica al videojuego en general y al shmup en particular.

Hablaba al inicio de una quimera, pues bien, ojalá que los que persiguen tales aprendan la lección: el videojuego no es arte, no es ideología ni política, ni el pozo donde verter la diarrea mental de cada uno, sino una industria de fantasía y sueños en la que desechar el odio, poder amar y comprender el duro trabajo de los desarrolladores, sean de élite o desconocidos. Demonizer optar por el consenso y el entendimiento, no por el disenso ni la bravuconada amantada en el pseudo-anonimato de las redes sociales.

Demonizer
Siempre es un placer leer los planes e intenciones directamente del puño y letra del creador

Análisis realizado con una copia para Steam facilitada por Iori Branford. Agradezco igualmente a The Electric Underground que me haya descubierto esta obra.


Iori Branford:

Twitter

Itch.io

Steam

The Electric Underground


Peace and justice to all living creatures of all shapes and colors.

Un oso (jacoso) varado en una isla de monos.

Written by Santiago H. R.

Un oso (jacoso) varado en una isla de monos.

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