Ahora que no nos escucha nadie, os voy a hacer una pequeña confesión. Pero esto que quede como un secreto entre lector y redactor. El pasado viernes 22 de noviembre tuve el honor de charlar con los desarrolladores de algunos de los juegos de PSTalents que se están realizando en Valencia con la ayuda de Lanzadera. Y tenía mucho, mucho miedo por este juego.
Viendo su tráiler todo lo que me pasaba por la cabeza eran las situaciones catastróficas que podría provocar la idea de jugar con tu móvil como si de un Tech Deck se tratase. Pantallas rotas, móviles que se resbalan, giros con demasiada fuerza… Todo eran problemas cuando terminé de ver el vídeo.
Ahora bien, cuando salí de charlar con los creadores y probar el juego, aún en un estado temprano de desarrollo, tuve que tragarme todos y cada uno de mis pensamientos apocalípticos. Y creo que nunca he estado tan satisfecho por ello.
Lo primero es lo más evidente: No, esto no va de hacer el chorra con el móvil. Skapp viene con la idea de ser un claro homenaje a los grandes clásicos de los juegos de skate. Una agradable mezcla entre simulador y arcade con una elevada dosis de carisma y estilo por doquier. Su principal aliciente es su peculiar enfoque del control que cambia todo el juego de arriba para abajo.
Tal y como veis en los vídeos, todo se controla utilizando el móvil de manera que los movimientos se ven replicados en el juego. Lo primero de todo es que debo de darles la enhorabuena de que, excepto algún clásico salto extraño debido al escenario y demás, el resto de controles van como la seda. Teniendo en cuenta el estado actual del proyecto, me dejó muy sorprendido lo fluido que se sentía todo.
Lejos de lo que pueda parecer, creedme, vuestro móvil no corre peligro. Si lo usáis con una superficie blanda, como un cojín o un sofá, estáis más que seguros.
El teléfono se sujeta como si fuera el ratón de vuestro ordenador. Con el índice golpearemos la tabla que se muestra en pantalla, para que se mueva en el juego. Si lo hacemos repetidas veces, se moverá más rápido y si pisamos fuera de él se frenará. El control de movimiento se hace rotando el móvil, el cual se traslada al juego con gran precisión. Sin necesidad de lanzarlo por los aires, podremos hacer trucos básicos como el ollie, si lo movemos hacia arriba con fuerza, o el manual si lo inclinamos.
Solo con lo descrito ahí arriba os podréis tirar toda la tarde dominando el desafío que supone jugar a Skapp. Y no lo digo en el mal sentido ni muchísimo menos. En los primeros minutos, gracias al tutorial, podrás moverte con soltura, saltar cosas o incluso fardar haciendo el nose manual. Pero hacerte un maestro no es tarea fácil. Usar el half-pipe o grindar son conceptos que se dominan a base de práctica y perseverancia. Como en la vida misma.
Aquí entra otra genialidad de diseño: los puntos de teletransporte. Deslizando el dedo por un lateral del teléfono podrás desplegar dos opciones. Colocar un nuevo marcador o ir a que tienes colocado. Esto implica que puedes poner un punto en cualquier lugar del mapa para volver al instante en caso de que te atasques o quieras volver a la posición inicial dado que estás ensayando un nuevo truco. Y si juntas ambos elementos, lo que obtienes es una sensación gloriosa.
Planchar un truco en Skapp se siente absurdamente satisfactorio. Porque hacer un ollie, tomar un half-pipe y bajar a manual son cosas algo sencillas. Pero cuando las has hecho de tu propia mano te sientes muy hábil. Se percibe de forma mucho más física. Como si tú hubieses sido el que ha hecho el truco de verdad. La sensación de victoria es mucho más potente que haciendo una combinación de botones o girando los sticks.
Gracias a esta dinámica se crea un modo multijugador la mar de sencillo de forma involuntaria. Lo fácil que es pasarle el teléfono a un colega nos da pie a peleas por conseguir la máxima puntuación o tratar de imitar los trucos del otro en un juego más que clásico en el mundo del skate. El potencial de Skapp para ser un juego divertido tanto solo como con amigos es alucinante.
La verdad es que me da mucha lástima. Me apena que muchas personas se puedan quedar con la sensación de que es una exageración. De que controlarlo con el móvil es un mala idea. De que es peligroso. Pero os aseguro que si erais de los que jugaban con los Tech Deck saltando los estuches o de los que se pasaban las tardes sacando puntos en el Tony Hawk, hacedme caso y no le perdáis la pista a este juego. Yo desde que salí de aquella prueba ya no puedo mirar a mi teléfono de la misma forma.
Y todo ello sin mencionar los trucos donde si que requieres de ese pequeño riesgo que supone soltar el teléfono en el aire. Aunque tranquilos, se puede vivir sin hacer flip o el 360º, que son los trucos que quedan reservados a estos valientes. Pero de nuevo, jugando con un cojín en las piernas o sentado en el sofá no va a pasar nada. Y dios sabe que, por lo divertido que es clavar un flip haciendo rotar el teléfono, merece la pena tener una superficie acolchada en cada sesión de juego.
Pero si me alejo un poco del control de Skapp, todo lo que rodea al título está igual de cuidado. Desde sus pistas, con esa mezcla de miniatura y realismo, hasta su pegadiza banda sonora. Todo respira ese aire juvenil y urbano que envuelve al mundillo. Especial mención a su interfaz y diseño de los menús, donde se nota especialmente ese cariño y carisma por el universo del skate. Sobra decir que la personalización está más que presente, pudiendo tunear la tabla a tu gusto e intercambiar cada pieza.
La verdad es que me da mucha lástima. Me apena que muchas personas se puedan quedar con la sensación de que es una exageración. De que controlarlo con el móvil es un mala idea. De que es peligroso. Pero os aseguro que si erais de los que jugaban con los Tech Deck saltando los estuches o de los que se pasaban las tardes sacando puntos en el Tony Hawk, hacedme caso y no le perdáis la pista a este juego. Yo desde que salí de aquella prueba ya no puedo mirar a mi teléfono de la misma forma.
Gracias a la plataforma PSTalents, a Lanzadera y al equipo de Bound Games por la oportunidad de probar vuestro juego y entrevistaros en persona.
Ingeniero informático en proceso y juntaletras frustrado. Estoy en la tripulación para narrar mis desventuras como jugador y divagar sobre esta preciosa industria. Sí, me gusta FFXIII y ME: Andromeda. No me escondo.